Hoy comenzamos la segunda semana del Octubre Misionero: Semana del Testimonio Misionero
DOMINGO
XXVII del T.O. El Papa Francisco
nos dice que haber recibido gratuitamente la vida constituye ya una invitación
implícita a entrar en la dinámica de la entrega de sí mismo: una semilla que
madurará en los bautizados, como respuesta de amor en el matrimonio y en la
virginidad por el Reino de Dios.
La vida humana nace del amor de Dios, crece en el amor y tiende hacia
el amor. Nadie está excluido del amor de Dios, y en el santo sacrificio de
Jesús, el Hijo en la cruz, Dios venció el pecado y la muerte. Para Dios, el mal
-incluso el pecado- se convierte en un desafío para amar y amar cada vez más.
Por ello, en el misterio pascual, la misericordia divina cura la herida
original de la humanidad y se derrama sobre todo el universo.
La Iglesia, sacramento universal del amor de Dios para el mundo,
continúa la misión de Jesús en la historia y nos envía por doquier para que, a
través de nuestro testimonio de fe y el anuncio del Evangelio, Dios siga
manifestando su amor y pueda tocar y transformar corazones, mentes, cuerpos,
sociedades y culturas, en todo lugar y tiempo.
Esta semana se nos invita
a contemplar el testimonio de los santos, de los mártires de la misión
y de los confesores de la fe, que son expresión de la adultez en la fe de las
Iglesias repartidas por el mundo entero.