Ayer vivimos la primera Marcha Misionera Sto. Domingo Henares. Nos habíamos dado cita en la iglesia parroquial de Albendín, ahí estuvimos 290 personas aproximadamente. Vivimos todos ese espíritu misionero que embargó a Sto. Domingo Henares, las gran mayoría eran jóvenes, algunos niños y algunos adultos. Iniciamos con una oración para hacerla en el nombre del Señor y con un vídeo sobre la vida de Sto. Domingo de Henares. Ese santo cordobés que nació en Baena el 19 de diciembre 1766 y se hizo Dominico, Dios lo llamó para ir a misiones. Su espíritu misionero nos acompañó porque las reliquias que están conservadas en el Convento Madre de Dios de las Madres Dominicias de Baena nos han acompañado desde el inicio. Ha sido un camino lleno de vida y juventud en medio de los olivares. Domingo volvía a recorrer estos caminos y nos ensanchaba al mundo entero. La primera parada ha sido dirigida por Camino, delegada parroquial de misiones de la Asunción de Priego y que insistió en que nosotros también somos misioneros desde dónde estamos. El camino había hecho ocho kilómetros, a los 11 kilómetos hicimos otra parada para reflexionar sobtre el don de la vida. Sto. Domingo es mártir y su vida ya entusiasmó a los cristianos tonquinenses y ahora nos anima a nosotros para ser testigos de la dulzura de Dios. En la Iglesia de Guadalupe hicimos un altos y ahí Don Juan, el párroco nos dijo que era importante ser jóven y testigo, que la Virgen de Guadalupe nos lleva las oraciones a Dios y Sto. Domingo que es poco conocido de los Baenenses nos ayuda a ir a Dios. Hemos compartido un bocata. Después una procesión que nos ha llevado a la plaza del ayuntamiento de Baena dónde está la estatua del santo y recorrido la calle que lleva su nombre y terminó en la Iglesia Santa María la Mayor. Una Eucaristía con 350 personas, jóvenes en su mayoría y algunos parientes del santo. Don Miguel David, el párroco con exquisita espiritualidad nos ha invitado a llenar nuestra mochila para ser misioneros, llenarla de silencio, de oración, de escucha de Dios, de su palabra y del testimonio alegre de dar la vida para anunciar el Evangelio. Al terminar hemos besado la reliquia y regresado contentos y con ilusiones misoneras a nuestros pueblos: Valenzuela, Albendín, Priego de Córdoba y la misma Baena. La presnecia de la Delegación de Misiones de Córdoba nos invitó a renovar la marcha y ensancharla a los otros santos misioneros de la Diócesis. Que Sto. Domingo nos anime y ayuda a ser siempre misioneros y testigos del amor de Cristo y que la Iglesia cordobesa siga su entusiasmo misionero. En la Eucaristía ha habido el envío misionero de tres cristianos Antonio, Pura y María Elvira que irán a vivir una experiencia a Bongor, Chad, a Picota, Perú y a Ceuta. Así Baena sigue los pasos de Sto. Domingo Henares y ellos tres, nos animan a acogerlos en nuestro seguimiento de Cristo.
