Ha llegado una carta desde Perú, de Maria del Carmen López García:
Queridos hermanos os escribo este mensaje para animaros en este mes misionero para pediros oraciones y ayuda económica.
No penséis que es poco lo que podéis aportar. Toda ayuda es valiosa, y
no me refiero sólo al dinero sino también a las oraciones. El primer
beneficiado cuando uno se desprende es el que lo hace, esto le he aprendido
en la Iglesia, que el discernimiento en la historia es fruto del
desprendimiento no sólo de los bienes sino también de uno mismo. Creo
que hay momentos en nuestra vida en que se hace muy necesario saber qué
quiere el Señor de nosotros, sobre todo cuando hay acontecimientos de
sufrimiento.
Camino en una comunidad neocatecumenal desde hace
28 años, y esto es muy importante para mí, ya que un cristiano no puede
vivir la Fe solo, y esta comunidad me ayuda a profundizar la Fe y me ha
ayudado sobre todo a conocerme, ver mi realidad de debilidad y pecado y
sobre todo verme cada día necesitada del Señor. Esto me ha llevado a
tener un corazón agradecido por todo lo que recibo.
Yo sentí la
llamada por primera vez en el encuentro del Papa con los jóvenes en
Polonia y desde entonces, hasta hace seis años, ha sido un combate para
dejar que el Señor lleve mi vida. Responder a la llamada toma su tiempo,
tiempo que el Señor va guiando y confirmando con acontecimientos. Me
levanté en una covivencia que pedían chicas para la misión, sentí la
llamada y me levanté. Desde entonces puedo decir que ha sido vivir de
gracia en gracia, muy contenta, no puedo negar que también con
sufrimientos, pero todo es un don de Dios.
Mi primera misión
fue en una casa de convivencias en España y precisamente hoy hace un año
que vine a Perú de misión. Estoy en Arequipa en el seminario
Redepmtoris Mater,son 33 chicos, los formadores,un matrimonio y otra
hermana más. Vivimos de la providencia de Dios y no os podéis imaginar
lo hermoso que es ver cómo el Señor provee cada día lo necesario:
comida, ropa, medio de transporte y sobre todo lo que necesitamos para
nuestra alma: la oración. Hay precariedad y carencia de algunas cosas
pero nunca nos ha faltado lo necesario y ver cómo el Señor nos concede
personas generosas que están pendientes de lo que necesitamos, incluso
cuando estamos enfermos, puedo decir con toda la certeza del mundo que
Dios provee.
Para poder vivir la misión con alegría hace falta
la oración, os la pido con insistencia. Que el Señor os pague vuestra
generosidad.
Un saludo.
Maria del Carmen.