Muy agradecida a Dios porque este año cumplimos 50 de presencia en este país, de los cuales 26 llevo entregando mi vida allí donde Él me ha puesto para servir en la formación de jóvenes en el Noviciado y actualmente en la Guardería Ángel de la Guarda. En el transcurso de este tiempo de gracia he notado la mano de Dios en mi historia de entrega.
Gracias por la vida, la vocación y el espíritu misionero. Servir es amar y amar es dar alegría. Cada amanecer “renace en mi la alegría” de ser suya, de ser de los demás y en especial de los niños que ahora aportan su cariño, alegría, inocencia y travesuras en nuestro día a día y en el paso por nuestra casa que se convierte en hogar para ellos.
Gracias a la Congregación que se va abriendo a otros lugares también renace en mí la alegría de ir llevando el Reino del Corazón de Jesús a los que más necesitan de conocerle y amarle. Gracias a mis Hermanas que están en Córdoba y Granada-España, Santa Cruz de la Sierra-Bolivia, Pto Wanda. Argentina, Guinea Ecuatorial-África y Shamboyacu-Perú.
Que él siga bendiciendo estos 74 años de fundación que pronto cumpliremos el 15 de noviembre. Animo a los jóvenes que se decidan a entregarse por el Reino para toda la vida. Nuestra paga es el amor y la alegría.