El grupo misionero cordobés que partió en julio a la misión de Paraguarí, el sacerdote diocesano Miguel Varona y los laicos Cristina Medina y Juan Ignacio Gómez-Luengo, nos hacen llegar estas líneas:
Hace
mas de 50 años que las Hermanas Obreras del Corazón de Jesús emprendieron
su primera misión en Paraguay.
Tras
volver de Argentina, hemos recalado en la casa que tienen en Limpio,
población cercana a Asunción.
En
la periferia de esta ciudad se encuentran las villas de Cuenca,
Cristina I y II, Koe Ju y Barcelona, en las que gracias a la labor de
un sacerdote español, el padre Rubio, y a los fondos de la Agencia
Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) y de la
Unión Europea, se construyeron hace unos veinte años casas para dar
vivienda digna a muchas familias.
Sin
embargo en esta misma zona existen "invasiones"
(asentamientos) muy recientes, formados por chabolas de madera y
chapa, sin condiciones de salubridad, ni acceso a servicios básicos
como la electricidad o el agua.
Estas
villas presentan, asimismo, importantes déficit en servicios
comunes, que no existen o son insuficientes, como el alcantarillado,
el asfaltado e iluminación de sus calles, la recogida de residuos o
la atención sanitaria. A pesar de estas carencias materiales, aquí
hemos encontrado una comunidad con profundas creencias religiosas que
nos ha recibido con gran hospitalidad y cariño.
En
estos días seguimos siendo testigos de la incansable y admirable
labor de las hermanas Obreras en la ayuda a los que mas lo necesitan.
Es constante su preocupación por los niños, atendiendo a su
formación humana, intelectual y espiritual, sin olvidar sus momentos
de ocio y esparcimiento, mediante su trabajo en la escuela
parroquial, la guardería, las catequesis o cualesquiera actividades
que faciliten el bienestar de los mas pequeños.
También
hemos compartido con ellas su especial dedicación a los enfermos
visitando a las personas que por edad o enfermedad no pueden salir de
casa, para que pudieran recibir los sacramentos ademas de darles un
ratito de compañía y conversación. La alegría y agradecimiento
con que todos ellos nos recibían era enorme.
De
la mano de estas misioneras y junto a un grupo de miembros de la
comunidad parroquial tuvimos ocasión de realizar una jornada
de misión en Villa Barcelona visitando cada casa e invitando a las
familias a orar con nosotros y a participar en la celebración de la
Eucaristía en su Parroquia de San Julián Obispo.
Con
esta visita hemos tenido la oportunidad de compartir unos días
maravillosos con las hermanas y con la comunidad de Limpio.
Queremos
dar gracias a las hermanas Antonia, Esther y Marcela que nos han
acogido, al padre José, a Isabel, Pablo, a los jóvenes Rafa y Manu
y a todas las personas que nos han acompañado durante estos días.
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